viernes, 9 de septiembre de 2011

MICROCUENTOS III

Palabras que desgarran mi espíritu, como felinos hambrientos devorando mi carne.

Nadie me ve, nadie repara en mi. La invisibilidad, estando presente, es como la silenciosa indiferencia....

Ecos de silencios, desgarran el espiritu, como el zarpazo de un felino hambriento a la carne.

Cuando los deseos de compartir no lo podemos realizar, es la frustracion la que se apodera


Cerro fuerte su mano, unos segundos despues, la empezo a abrir lentamente,
ilusionado espiaba entre los dedos, pero no vio nada, y la tristeza lo inundo,
pensaba que habia atrapado el preciso instante en que ella lo miro.


Modelaba con sustanciosas palabras una realidad deseada. Realidad que,
preso de su cobardía, jamás gozaría.


Transcurre la noche, al ritmo de un tango, sin la sensualidad de su danza, con toda la melancolía de sus letras.

No solo lo abandono, tambien lo desalojó, pues desde ese día todos sus pensamientos estaban ocupados por ella.

Cruzó el umbral, apenas giro la cabeza y le dijo, -Sabes donde encontrarme. Desde entonces fue pasado.

Buscando vencer el insomnio, lleno sus ojos de letras, quedando atapado en un
crucigrama que sus sueños no pudieron resolver

Mendigaba canciones, cuentos, poesias, para distraer sus pensamientos y no quedar
atrapado por los malos augurios del insomnio.

En el pecho, el reloj de sangre, anunció el paso a la eternidad.

Para salir de la monotonía empezo a buscar palabras bonitas. Cuando las encontro, no tuvo a quien dedicarselas.

Una sola caricia, le haria brillar con todo su resplandor, pero se lamentaba ser un erizo.

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