lunes, 30 de marzo de 2009

POKER


Los habitantes de esas islas negras se mostraron muy felices al recibir el contingente de turistas. Fueron, por vez primera, anfitriones durante el transcurso de un torneo promocional de poker, que se desarrolló allí.
Solamente eran 5 participantes, interesados en ganar dinero, que llegaron luego de haber recibido una oferta fabulosa: viaje, estadía, todo pago, apuestas sin dinero.

Entre ellos se destacó la atractiva Marite, quien enfundada en un Dolce Gabana, colorado, se ubico justo en el centro, dejando a ambos lados dos contrincantes, y frente a ella el crupier un gordo pelado de ojos celestes.
Se sintió como caperucita en un bosque sin lobos. Todos estaban más atentos al pronunciado escote que a las cartas que recibían, y naturalmente, saco partido de la situación. En ningún momento sintió temor de los daños que ocasionó a su imagen este viaje y su accionar.

La noche se hizo larga, pero sobre todas las cosas divertida, abundantemente regada por champagne y whisky irlandés, ya ese pestañeo somnoliento se hizo presente en todos, estaba amaneciendo, y ahí mismo se decreto el campeón, mejor dicho la campeona, soltando sobre el paño una formidable escalera real.

Feliz, con su cheque por $500.000, regresó a Buenos Aires, solamente cargando el bolso de mano que había llevado, desde Ezeiza llamó a Carmela.
-Misión cumplida, ¿me esperas en la entrada? Llego en media hora.
-Dale.

-¡Volvió Marite!, gritó un pequeño de no más de 5 años, desde la puerta los chicos que estaban tomando el mate cocido, salieron disparados a abrazarla.
Mientras compartían unos mates con Carmela coordinadora del comedor, llega la Madre Lucía, superiora del convento, con el cheque en la mano.
-Hermana Carmela, ¿porque me oculto esto?
-Se iba a molestar madre y vio como es la hermana Marite, a ella le gustan los juegos de cartas!
Y sonrieron las tres cómplices, con el alma llena, sabiendo que tendrían fondos suficientes para no cerrar el comedor.

HORUS
2009