domingo, 1 de abril de 2012

Un pijama y una navaja.

En un tétrico quirófano, sobre la camilla, yacia ella,con su delicado pijama rosa
inmóvil por una potente luz que la encandilaba. Se sentia como un cobayo a punto de ser diseccionado. A su alrededor los secuestradores, sus propios fantasmas, que la observaban regocijandose, sedientos de sangre. Pero ella los sorprendió, no contaban que escondia en su manga, una navaja, con la que les rompió sus atuendos dejandolos vencidos, desnudos, sin sábanas, y ahora también sin lugar donde habitar.

Horus.

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