La naturaleza descarga su furia
convertida en agua sobre la ciudad.
Ahogado por mi encierro
y mi propia tormenta quiero salir.
Busco un balcon prestado y
en silencio, me expongo a su inclemencia.
El viento feroz me acerca la lluvia
me salpica, tiemblo.
Veo a lo lejos a traves del agua sin mirar,
y mi cabeza piensa sin razonar.
Se conjugan las dos tormentas
inventando un diluvio final.
Y la lluvia me salpica y tiemblo,
mientras deseo la calma y el sol.
Y la lluvia me salpica y tiemblo
deseando la bendicion del amor.
HORUS
16-01-2011